Dolor lumbar en mujeres: más allá de la edad

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Dolor Lumbar en Mujeres: Una Perspectiva Integral

El dolor lumbar, una afección que afecta a un gran porcentaje de la población mundial, presenta una incidencia particularmente alta en las mujeres, especialmente a medida que se acercan y superan la mediana edad. Aunque a menudo se atribuye al simple envejecimiento o a factores mecánicos como la postura y la carga, las últimas investigaciones científicas revelan una compleja red de factores biológicos, hormonales y de estilo de vida que contribuyen a este tipo de dolor, y que a menudo son específicos del género femenino.

Factores hormonales y la menopausia

La menopausia es un punto de inflexión crucial en la vida de una mujer y, según la evidencia científica, está estrechamente ligada al aumento del dolor lumbar. La disminución de los niveles de estrógeno, una hormona con un papel protector en la salud ósea y articular, tiene un impacto significativo.

La falta de estrógeno puede contribuir a la osteoporosis, una condición que debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas vertebrales por compresión, lo que se manifiesta como dolor crónico. Además, los receptores de estrógeno están presentes en los discos intervertebrales y los ligamentos, y su deficiencia puede comprometer la integridad y la elasticidad de estas estructuras, haciéndolas más propensas a la lesión y al dolor.

Salud musculoesquelética y embarazo

Los cambios físicos asociados al embarazo y al parto también dejan una huella duradera en la salud de la columna vertebral. El aumento de peso y el cambio en el centro de gravedad durante el embarazo pueden tensar los músculos y ligamentos lumbares.

A menudo, el dolor lumbar que aparece durante la gestación no se resuelve completamente después del parto. Las investigaciones sugieren que la laxitud ligamentaria persistente, junto con la debilidad del suelo pélvico y de los músculos abdominales profundos, puede comprometer la estabilidad de la columna lumbar a largo plazo, contribuyendo al dolor crónico años después.

Factores de estilo de vida y biomecánica

Más allá de los factores hormonales y biológicos, el estilo de vida desempeña un papel fundamental. Las mujeres a menudo adoptan posturas que pueden ser perjudiciales para la columna.

El uso de calzado de tacón, por ejemplo, altera la alineación del cuerpo, aumentando la lordosis (curvatura) de la zona lumbar y poniendo una presión indebida en las vértebras y los discos. Por otro lado, la falta de actividad física regular puede llevar a la debilidad de los músculos del tronco, que son vitales para el soporte de la columna.

El sedentarismo y la obesidad también son factores de riesgo bien establecidos, ya que el exceso de peso corporal aumenta la carga sobre la columna y las articulaciones.

Comorbilidades y factores psicológicos

Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir ciertas comorbilidades que pueden agravar el dolor lumbar, como la fibromialgia y la artritis. Además, los factores psicológicos como la ansiedad, el estrés y la depresión, que tienen una prevalencia mayor en mujeres, se asocian a una percepción más intensa y a una menor tolerancia al dolor.

La relación entre dolor crónico y salud mental es bidireccional: el dolor puede causar angustia emocional, y el estrés puede intensificar la experiencia del dolor a través de mecanismos neurobiológicos.

Conclusiones y enfoque terapéutico

El dolor lumbar en mujeres no debe ser considerado como una consecuencia inevitable del envejecimiento, sino como una condición multifactorial que requiere una atención integral.

Las últimas investigaciones sugieren que un enfoque terapéutico efectivo debe ir más allá del simple tratamiento del síntoma. La intervención debe incluir no solo la fisioterapia y el ejercicio para fortalecer la musculatura del tronco y mejorar la postura, sino también considerar la terapia hormonal en casos seleccionados, el manejo de comorbilidades, y el apoyo psicológico.

La educación sobre la biomecánica corporal, la importancia de un peso saludable y la adaptación de las actividades diarias son componentes clave para la prevención y el manejo a largo plazo. Al abordar el dolor lumbar desde una perspectiva holística que reconoce las particularidades del género femenino, se puede lograr un alivio más significativo y mejorar la calidad de vida.


Referencias

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