Factores que aumentan el riesgo de dolor de espalda en personas que usan el ordenador durante mucho tiempo

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El uso prolongado del ordenador se ha convertido en una actividad cotidiana tanto en el entorno laboral como en el personal. Aunque la digitalización ha mejorado la productividad, también ha traído consigo una serie de problemas de salud, entre ellos el dolor de espalda. Numerosos estudios han identificado factores ergonómicos, conductuales, físicos y psicosociales que incrementan el riesgo de desarrollar dolor de espalda entre los usuarios habituales de ordenador. 

1. Mala postura y ergonomía deficiente

Una de las principales causas del dolor de espalda entre los usuarios de ordenador es la adopción de posturas inadecuadas durante periodos prolongados. La evidencia muestra que sentarse con una postura encorvada, mantener la cabeza adelantada o elevar los hombros puede generar tensión muscular, especialmente en la región lumbar y cervical. Un estudio publicado en Applied Ergonomics (Waersted et al., 2010) destaca que una estación de trabajo mal ajustada, como una silla sin soporte lumbar o una pantalla colocada demasiado baja o alta, contribuye significativamente a la sobrecarga mecánica en la espalda.

2. Tiempo prolongado sentado

Estar sentado durante muchas horas seguidas es otro factor de riesgo clave. Investigaciones han demostrado que el sedentarismo prolongado altera la circulación, reduce la actividad muscular y aumenta la presión en los discos intervertebrales, especialmente en la zona lumbar. Un metaanálisis publicado en Spine Journal (Shariat et al., 2018) concluyó que permanecer sentado por más de 4 horas continuas sin pausas activas aumenta significativamente la probabilidad de desarrollar dolor lumbar crónico.

3. Falta de pausas activas y movimientos

La inactividad física durante el uso del ordenador es un importante contribuyente al dolor de espalda. El cuerpo humano está diseñado para el movimiento, y la falta de éste puede provocar rigidez articular y pérdida de flexibilidad. Estudios como los de Gupta et al. (2015) sugieren que realizar pausas activas, estiramientos o caminar brevemente cada 30-60 minutos puede reducir la tensión muscular acumulada y mejorar la circulación, disminuyendo así el riesgo de molestias en la espalda.

4. Factores psicosociales y estrés laboral

Además de los factores físicos, los aspectos psicosociales juegan un papel importante en el dolor de espalda. El estrés, la carga mental y la insatisfacción laboral pueden generar tensiones musculares sostenidas, especialmente en la región cervical y dorsal. Según una revisión sistemática de Linton (2000) en Pain, los trabajadores con altos niveles de estrés o ansiedad reportan una mayor incidencia de dolor musculoesquelético, incluido el dolor de espalda, lo que sugiere una relación biopsicosocial compleja.

5. Condición física y salud general

La falta de ejercicio físico regular, el sobrepeso y una musculatura del tronco débil también aumentan la susceptibilidad al dolor de espalda. Una musculatura débil, especialmente en la zona abdominal y lumbar, reduce la capacidad del cuerpo para mantener una postura adecuada durante el uso del ordenador. La literatura científica señala que los programas de fortalecimiento del core pueden ser efectivos para prevenir y reducir el dolor lumbar, según estudios publicados en Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy.

6. Edad y género

Aunque el dolor de espalda puede afectar a personas de todas las edades, ciertos grupos presentan mayor vulnerabilidad. Por ejemplo, las mujeres tienden a reportar más dolor musculoesquelético relacionado con el trabajo en oficina, lo que podría relacionarse con diferencias anatómicas, hormonales y de carga laboral. Asimismo, la edad también influye: a medida que avanza la edad, la capacidad de recuperación muscular y articular disminuye, incrementando el riesgo de dolor.


El dolor de espalda en usuarios de ordenador es una condición multifactorial influida por aspectos ergonómicos, conductuales y psicosociales. La prevención requiere un enfoque integral que incluya una adecuada configuración del puesto de trabajo, la promoción de pausas activas, la práctica regular de ejercicio físico, así como la gestión del estrés. Adoptar hábitos saludables y mantener una ergonomía correcta puede reducir significativamente la incidencia de esta dolencia en la población que utiliza ordenadores de forma habitual.

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