El uso de tacones altos ha sido durante décadas un símbolo de elegancia, estatus y feminidad. Sin embargo, este calzado estilizado también ha sido objeto de múltiples estudios médicos debido a sus posibles efectos negativos sobre la salud musculoesquelética, en particular, el dolor de espalda. La evidencia científica acumulada hasta la actualidad señala una asociación significativa entre el uso prolongado de tacones altos y la aparición de dolores en la región lumbar, así como en otras partes del cuerpo.
Desde una perspectiva biomecánica, el uso de tacones modifica drásticamente la postura natural del cuerpo. Al elevar el talón por encima del nivel del antepié, se produce un desplazamiento del centro de gravedad hacia adelante. Para compensar este cambio, el cuerpo ajusta su postura: la pelvis se inclina hacia adelante, la curvatura lumbar (lordosis) se acentúa y la musculatura paravertebral debe trabajar más para mantener el equilibrio. Este cambio postural, sostenido durante largos periodos, puede generar fatiga muscular y compresión de estructuras vertebrales, derivando en dolor lumbar.
Estudios científicos han corroborado esta relación. Una revisión sistemática publicada en The Journal of Physical Therapy Science (2015) concluyó que los tacones altos aumentan la lordosis lumbar y la actividad muscular del erector de la columna, lo cual puede contribuir al dolor de espalda. Asimismo, una investigación de la Universidad de Auburn (EE.UU.), publicada en Applied Ergonomics (2012), observó que mujeres que usaban tacones de más de 5 cm mostraban una activación excesiva de los músculos de la espalda baja, especialmente después de estar de pie durante más de una hora.
Otro aspecto relevante es el tipo y la frecuencia de uso. La literatura médica indica que no todos los tacones causan los mismos efectos. Tacones más altos (generalmente superiores a 5-7 centímetros), con punta estrecha y sin soporte adecuado, generan un mayor impacto negativo. Además, el uso frecuente o diario de este tipo de calzado incrementa el riesgo acumulativo de desarrollar problemas posturales crónicos y dolor de espalda persistente.
Por otro lado, el dolor no se limita exclusivamente a la región lumbar. El uso de tacones también se ha asociado con dolores en las rodillas, caderas y pies, ya que todo el sistema musculoesquelético se ve afectado por los ajustes compensatorios necesarios para mantener el equilibrio. Esta carga adicional puede causar tensiones musculares, contracturas y hasta degeneración de discos intervertebrales a largo plazo.
Cabe destacar que no todas las investigaciones concluyen que los tacones causan dolor de espalda de manera directa. Algunos estudios sugieren que el problema no radica únicamente en el tacón en sí, sino en la combinación de factores como mala postura, debilidad muscular, y uso prolongado sin pausas ni estiramientos. Esto indica que, aunque el uso de tacones es un factor de riesgo, sus efectos pueden mitigarse con intervenciones adecuadas, como ejercicios de fortalecimiento del core, cambios posturales y reducción del tiempo de uso.
En conclusión, la evidencia científica actual indica que el uso de tacones altos tiene una influencia considerable sobre la salud de la columna vertebral, particularmente en relación con el dolor lumbar. Si bien no todas las mujeres que usan tacones desarrollan dolor de espalda, el riesgo se incrementa con el uso frecuente, la altura del tacón y la duración del tiempo de uso. Por lo tanto, se recomienda limitar su uso a ocasiones puntuales, optar por tacones más bajos y anchos, y complementar con ejercicios posturales que fortalezcan la musculatura de la espalda. El equilibrio entre estética y salud debe guiar las decisiones de calzado en el día a día.


